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Breviarios Valmorenses: N° 3 "El Fabulario de Gabriel Jiménez Emán"

  • Egli Dorantes
  • May 5, 2015
  • 14 min read

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“Es paradójico que muchos educadores y padres

de familia aún distinguen entre un tiempo de aprendizaje y

un tiempo para jugar sin ver la conexión vital entre ellos”.

Leo Buscaglia

Es preciso aclarar brevemente, eso de fábula porque suele ocurrir que a muchos nos mencionaron alguna fábula, la leímos y hasta allí. Fábula es una palabra que viene del latín vulgar “fabulare”, proveniente de la palabra “fabῠla” – “cuento, fabula”. En ese sentido, este verbo sigió siendo usado solamente en algunas partes de la península ibérica, puede compararse “hablar” con el gallego y portugués “falar”) mientras que en las demás provincias del imperio romano fue acogido el nuevo verbo de “parabolare”, que luego derivó en italiano “parlare”, en francés “parler”, en catalán “parlar”, todos estos giros vocálicos coadyuvaron en castellano al origen de la “palabra” tal y como hoy en día la conocemos.


La fábula nació en las antiguas culturas de Oriente, concretamente en la India, y con una pretensión didáctica o de enseñanza, para educar a los hijos de los nobles e infundir en ellos valores y virtudes que les ayudaran a convertirse en gobernantes. Por supuesto que naciera en Oriente no es una sorpresa, el espíritu era un centro de gravitación en el pensamiento hindi.


Debido a su intención, brevedad y fácil comprensión, estos relatos se difundieron por Oriente y llegaron a Europa gracias a navegantes viajeros. En Grecia fue Esopo quien retoma el género y crea sus fábulas en medio del intenso ambiente cultural griego. En Roma, Horacio y Fedro se inspiraron en Esopo para escribir sus textos morales; y posteriormente en la Edad Media y Renacimiento, los cruzados difundieron las nuevas fábulas de Oriente aprendidas en los lugares donde combatían, mostrando el influjo de la tradición oral. Así la fábula fue evolucionando y enriqueciéndose hasta nuestros días, para continuar con el propósito principal con el que fueron creadas: moralizar.


Cumplido el trance de introducción, hablemos un poco de Gabriel Jiménez Emán, narrador, poeta, traductor, antologista y editor. Nacido en Caracas en 1950, toda una trayectoria de éxitos, premios y por supuesto publicaciones entre las que destacan Los dientes de Raquel (1973), Saltos sobre la soga (1975), Los 1001 cuentos de 1 línea, Relatos de otro mundo (1988). Ha publicado novelas tales como: La isla del otro (979), Una fiesta memorable (1991), Mercurial (1994), Sueños y guerras del Mariscal (2001), Averno (2006). Hay un libro de relatos de 2005 La taberna de Vermeer y otras ficciones.


Para los fines de la crónica, tomaré tres fábulas del texto: Había una vez… 101 fábulas posmodernas de la editorial Alfaguara; éstas son específicamente: a) El político que descendió a los infiernos; b) La joven que se perdió en un espejo; c) El idiota que veía más allá. Son tres fábulas de gran profundidad y que nos proporcionan elementos interesantes sobre la cotidianidad inmersa en cada una de ellas.


El lector igualmente puede participar en elaborar sus propios constructos, habida cuenta de que un constructo, en psicología, es cualquier entidad hipotética de difícil definición dentro de una teoría científica. Un constructo es algo de lo que se sabe que existe, pero cuya definición es difícil o controvertida. La inteligencia, la personalidad y la creatividad, por ejemplo. La idea es que la literatura no siga siendo un mito, una puerta sin llave para entrar; sobre todo con la fábula, los maestros podrían cosas muy interesantes si en las aulas, cualquier cosa pudiera ser el referente para contar una fábula o mejor aún, para escribirla.


En El político que descendió a los infiernos, nos encontramos con un abogado normalito, casado, con dos hijos. Abogado, pero no con un perfil de calidad, alguien con título, que gustaba de carreras de caballos, licor, futbol, mujeres. Este abogado se casa con una abogada más lista que él, los intereses de poder común, sus preferencias libertinas, terminan con aquel matrimonio, ella le notifica su decisión de separación. Acto seguido, una crisis de violencia terminó con algunos vasos y botellas, muebles pateados, lo cual ella aprovechó para mostrarle al mundo la violencia de nuestro infeliz litigante. Hay dos elementos referenciales de suma importancia en el desarrollo del texto de Emán, he aquí uno de ellos:


"No todos los políticos descienden al infierno, por supuesto, ni al mismo infierno. Hay varios tipos de infierno para cada político, y tampoco esos infernos han sido todos ocupados. El político del que hablamos descendió a un infierno bastante particular".


A continuación un segundo elemento:

"Nuestro político entonces comenzó a escalar más posiciones y llegó a ser Gobernador de una provincia; luego fue designado Ministro, no sin antes ser rector de una Universidad. Luego fue candidato a la Presidencia de la República. No llegó a la primera magistratura, pero su desempeño práctico asombró a sus coetáneos".

Hay un interesante colofón en el texto de Gabriel Jiménez Emán sobre el destino final de nuestro abogado: “saber si era tan sólo un vivo entre los muertos o un político muerto entre los vivos”. Un abogado por cierto desadvertido hasta por Astrea, en justicia a su propia insensibilidad humana y a las exacerbadas vanidades, que fortalecieron sus apegos materiales por el poder (amo, dueño, esposo). Como expresa el propio Emán:

“Su alma ya estaba poseída”. Una razón más para entender cómo nuestro político normalito, pudo convertirse en un humano emocionalmente compulsivo".

“No todos los políticos descienden al infierno, por supuesto, ni al mismo infierno. Hay varios tipos de infierno para cada político, y tampoco esos infiernos han sido todos ocupados. El político del que hablamos descendió a un infierno bastante particular.

Como la mayoría de los políticos, el nuestro hizo más carrera práctica que académica, más formal que formativa. No era un mal hombre; se casó con una mujer honesta y tuvo par de hijos normales. Este político era abogado. Se graduó con notas mediocres y no le gustaba dar clases. Le gustaban los tragos, el fútbol, las carreras de caballos y-a quien no- las mujeres vistosas, saludables y activas, y un día se casó con una de ellas, una abogada que resultó ser más lista que él, más ambiciosa, más asaltadas por sueños materialistas. Ella, al saber que su marido se estaba embarcando en sueños similares a los suyos, se decepcionó bastante. Fue muy delicada para transmitirle a su esposo su decepción; lentamente fue haciéndole saber a su marido que aquel matrimonio no funcionaba, cuestión que él no entendía pero que poco a poco fue aceptando sin poder comprender del todo. El día en que ella le hizo la notificación final de desear la separación, Él tuvo una reacción de violencia hasta ese momento desconocida por ambos, que consistió en destrozar objetos domésticos, patear algunos muebles y hacer volar algunos vasos y botellas, reacciones que ella aprovechó para remarcar el hecho de que la violencia era una de las cosas que más detestaba en este mundo.

Luego del divorcio, nuestro abogado decidió asumir labores políticas en el partido de gobierno, donde fue escalando posiciones importantes para demostrarle inconscientemente a su mujer cuánto podía lograr, y lo hizo. Ella regresó un día a pedirle perdón, pero nuestro abogado tenía ya el corazón de un político –debidamente calculador y bien amoldado a los requerimientos de la razón pura- y la rechazó. Nuestro político entonces comenzó a escalar más posiciones y llegó a ser electo Gobernador de una provincia.; luego fue designado Ministro, no sin antes ser rector de una Universidad. Luego fue candidato a la magistratura, pero su desempeño práctico asombró a sus coetáneos. Como Diputado, trabajó por el pueblo pero también hizo buenos negocios, unos legales y otros no tan legales, pero permitidos. En fin este político hizo una carrera brillante que lo mantenía siempre optando a puestos más altos. Halagado, aceptado, envidiado, odiado o no, siempre estaba allí optando a un nuevo proyecto político.

Sufría de males menores: acidez gástrica, insomnio, bebía de más, a veces comía excesivamente o le daba por no comer nada, tomaba sedantes. Comenzó a volverse irritable. Seguía saliendo con mujeres vistosas, descuidó la cercanía de sus hijos, se volvió escéptico y un día se emborrachó y dijo en público que la sociedad era una mierda. Fue a la iglesia. Pidió perdón. Lloró sinceramente sobre un reclinatorio de la catedra.

Su alma ya estaba poseída. Las oraciones no sirvieron de nada. Se había perdido en la confusión del mal y ese mismo día descendió a su infierno: estaba vivo, ejercía su condición de político y nadie le ponía atención, nadie reparaba en su éxito, tenía u na duda terrible: saber si era tan solo un vivo entre los muertos o un político entre los vivos”.

Seguidamente pasamos la fábula de La joven que se perdió en un espejo, localizada en un pueblo de los andes venezolanos. Hay un hecho coincidente en esta fábula. Los espejos. Los fantasmas del espejo son una leyenda urbana sobre un espíritu que surge al ser pronunciado su nombre un número categórico de veces y varía según las versiones frente a éstos.


En España por ejemplo, se conoce la historia de una fantasma del espejo como Verónica o Maria la paralitica y en el mundo anglosajón, como Bloody Mary. Suele formar parte de juegos infantiles. Alguna vez te has visto en el espejo fijamente por un largo tiempo, digamos unos 5 a 10 minutos sin parar. Después de un rato comenzarás os por diversas civilizaciones como la egipcia, la griega, la etrusca y la romana. Se fabricaban siempre con metal bruñido, generalmente cobre, plata o bronce, a este proceso se le conoce como plateo. Tenían forma de placa redonda u oval, ornamentada ordinariamente con grabados o relieves mitológicos en el reverso, en el caso de los romanos carecen de grabados, pero no de relieves y poseen un mango tallado para agarrarlos oportunamente; aún se conservan todavía muchos ejemplares en algunos museos arqueológicos.


Durante la alta Edad Media, escasamente se hizo uso del espejo, hasta que en el siglo XIII se inventó la elaboración de los de vidrio y de cristal de roca sobre lámina metálica, o con mezcla de plomo o estaño que son los espejos azogados, sin dejar por esto de construirse los de sólo metal hasta el siglo XVIII. El espejo, como mueble de habitación, inicia con el siglo XVI, pues aunque durante los dos siglos precedentes se citan algunos ejemplares históricos, apenas era conocido y su uso era poco corriente. En dicho siglo, se presenta con marco elegante y pie artístico y ocupa lugar distinguido en el salón como objeto movible y de dimensiones reducidas.


Hacia fines del siglo XVII las fábricas venecianas logran construir espejos de gran tamaño y desde entonces sirven como objetos especialmente decorativos en los salones, en los que ocupan un lugar destacado. Los espejos modernos son de una delgada capa de plata o aluminio precipitado sobre una plancha de vidrio, la cual protege el metal y hace al espejo más duradero. También cuenta la leyenda, que cuando los europeos llegaron a América, trajeron consigo el espejo, y era tal la impresión de las etnias que llegaron a cambiar espejitos por oro.

Asociado al espejo, existe otro mito que tiene relación con la fábula. En la mitología griega, Narciso era un joven muy hermoso. Las doncellas se enamoraban de Narciso, pero él las rechazaba. Entre las jóvenes heridas por su amor estaba la ninfa Eco, quien había disgustado a Hera y por ello ésta la había condenado a repetir las últimas palabras de aquello que se le dijera. Por tanto, era incapaz de hablarle a Narciso por su amor, pero un día, cuando él estaba caminando por el bosque, acabó apartándose de sus compañeros. Cuando él preguntó « ¿Hay alguien aquí?», Eco respondió: «Aquí, aquí». Incapaz de verla oculta entre los árboles, Narciso le gritó: « ¡Ven!». Después de responder: «Ven», Eco salió de entre los árboles con los brazos abiertos. Narciso cruelmente se negó a aceptar su amor, por lo que la ninfa, desolada, se ocultó en una cueva y allí se consumió hasta que sólo quedó su voz.


Para castigar a Narciso por su vanidad, Némesis, la diosa de la venganza, hizo que se enamorara de su propia imagen reflejada en una fuente. En una contemplación absorta, incapaz de apartarse de su imagen, acabó arrojándose a las aguas. En el sitio donde su cuerpo había caído, creció una hermosa flor, que hizo honor al nombre y la memoria de Narciso.


En La joven que se perdió en un espejo, la bella muchacha: “Ese día se puso un vestido nuevo, se miró al espejo largamente, tanto que el espejo se enamoró de ella y la absorbió hasta su interior”. Fue realmente castigado su narcisismo y la vanidad sentida por su belleza, en medio de la humildad real en la que vivía.

“Hubo una vez una bella muchacha en un lejano pueblo andino de Venezuela que se resistía a amar.

Pretendientes, novios, enamorados, jóvenes acomodados, galanes, donjuanes, casanovas y hombres ricos o bien parecidos le hicieron la corte sin fortuna, sin poder comunicarle a sus sentimientos a aquella muchacha campesina. Viéndolo bien era una mujer humilde que debía, tarde o temprano, aceptar el amor de alguien, pues corría el peligro de quedar soltera y de envejecer, tras alimentar su orgullosa belleza.

Su madre estaba preocupada, pues no lograba convencerla con ningún argumento. Pasaron varios años, hasta ella cumplió los treinta. Entonces lo pensó. Era la edad ideal. Había un muchacho que le gustaba, y estaba dispuesta a aceptarlo. Ese día se puso un vestido nuevo, se miró al espejo largamente, tanto que el espejo se enamoró de ella y la absorbió hasta su interior. Desde entonces hace señas desde el fondo de éste y nadie puede verla, aunque después de tanto intentarlo se acostumbró a vivir allá adentro, con una familia de fantasmas jocosos”.

Finalizamos la fábula de La pulga solitaria, citando a Jiménez Emán leemos una muy particular opinión: “Los animales poseen no sólo un instinto y una mayor capacidad para sobrevivir en condiciones hostiles, sino una ética y un código de honor profundos, una inteligencia y una manera para actuar, que va contra cualquier idea preconcebida de conducta”.


Como corolario a la Fábula de la pulga solitaria, traigo una fábula clásica de Esopo. Fábula con moraleja de El León y el Pastor, fábula corta de Esopo. “Un León andando por el bosque, y mientras pasaba por allí pisó con su pata delantera una espina, el cual le ocasionó mucho dolor impidiéndole volver a caminar. Para suerte suya un pastor pasaba por allí, entonces el león se acercó a él meneando la cola y suplicando ayuda con la pata alzada. El pastor que lo vio quedó sorprendido y asustado le entregó a su ganado para que lo comiese y no le hiciera daño pero el león no quería comerlos, quería que le sacaran la espina clavada en su pata”.


El pastor comprendió lo que quería el león, y con mucha sutileza le sacó la espina. Luego de esto el león sintió un gran alivio que relamió la mano del pastor, sentándose a su lado, y poco tiempo después, volvió al bosque. Pasados algunos, años el león fue apresado en el bosque y llevado al pueblo para ser ubicado en un lugar junto con las fieras. Al propio tiempo, el pastor que lo había curado fue difamado por un falso delito, que lo llevó preso y sentenciado "a ser echado a los leones" para ser devorado por ellas, como castigo por el delito imputado.


El pastor resignado vio salir a la arena, a las fieras y entre ellas vio al león que curó hacía ya un tiempo. Éste salió y en vez de atacarlo, se acercó y puso su pie sobre su regazo, para luego defenderlo de las demás fieras. Todos los presentes se llenaron de admiración viendo cosa tan extraordinaria, y el Rey, tan pronto como se enteró de esta historia, ordenó el León de ser liberado y devuelto al bosque, y al Pastor ser perdonado.

Del otro lado del mundo, encontramos los doce signos animales del zodiaco son, en orden, Rata, Buey, Tigre, Conejo, Dragón, Serpiente, Caballo, Cabra, Mono, Gallo, Perro y Cerdo. Existen varias leyendas que exploran el comienzo del horósocpo chino. Una de las más populares, dice lo siguiente: Cuenta que el Emperador de Jade organizó una carrera de animales para decidir cuales entrarían en el zodiaco.


Se dice que alguna vez la rata y el gato fueron muy buenos amigos. A pesar de todo, estos dos animales eran los peores nadadores en el reino animal. Aunque mal nadadores, ambos eran muy inteligentes. Decidieron que la mejor forma y la más rápida de cruzar a través del río eran en la espalda de un buey. El buey, siendo un animal bueno, estuvo de acuerdo en cargarlos a través del río. Sin embargo, por haber un premio de por medio, la rata decidió, que para ganar debía hacer algo, y entonces lanzó al gato al agua.


Es por eso que el gato se convirtió en el enemigo natural del ratón y del agua. Tras esto, la rata llego a la orilla y reclamo el primer lugar en la carrera. Por lo tanto es el primer animal del horóscopo chino. Seguido de cerca por el fuerte buey, que fue nombrado el 2º animal del zodiaco. Luego del buey vino el tigre, quien explico jadeando como lucho contra las corrientes. Pero su gran fuerza le hizo llegar a la orilla y convertirse en el 3º animal.


El 4º puesto del zodiaco fue para el conejo, quien gracias a su habilidad de saltar pudo brincar de una orilla a otra. Explicó al Emperador que estuvo a punto de caer al río si no llega a ser por un pedazo de tronco flotando en el agua. El quinto puesto fue para el dragón, quien pudo llegar volando. Este explico al emperador, que no pudo llegar primero dado que se detuvo a crear lluvia para ayudar a la gente y criaturas de la tierra. Además, en la línea final encontró un conejo aferrándose a un tronco al que ayudo dándole un empujón con su aliento para que este pudiera llegar a la orilla. El emperador, sorprendido por su amabilidad le otorgo el 5º lugar del zodiaco. Poco después se oyó al caballo galopando, al que la serpiente dio un susto haciéndolo caer, de forma que ésta llego en 6º lugar y el caballo en el 7º.


A poca distancia del lugar se encontraban la oveja, el mono y el gallo que se acercaban a la orilla río. Las tres criaturas se ayudaron entre sí para cruzar el río. El gallo construyó una balsa de madera para los tres animales. La oveja y el mono despejaron la maleza y finalmente remando y remando consiguieron llegar a la orilla contraria. El emperador, muy complacido por el trabajo en equipo de los animales nombró a la oveja el 8º animal, al mono el 9º y al gallo el 10º.


El onceavo animal fue el perro. Aunque el perro debería haber obtenido un buen puesto ya que era el mejor nadador de todos los animales se retrasó ya que necesitaba un baño después de la larga carrera y al ver el agua fresca del río no puedo resistirse. Justo cuando el emperador iba a dar por cerrada la carrera escuchó el gruñido de un pequeño cerdo. El cerdo comenzó la carrera hambriento por lo que al poco de empezar se dio un banquete y hecho una siesta. Cuando despertó, continuó con la carrera y llegó justo para ser nombrado 12º animal del zodiaco.


El gato llegó demasiado tarde (13º) por lo que no pudo ganar ningún puesto en el calendario, ni en el horóscopo chino, convirtiéndose en enemigo de la rata para siempre.

La fábula de La pulga solitaria introduce el tema animal de manera muy particular. Según el profesor Robert Lang de la Universidad de Nevada, experto en dinámicas sociales, muchos de nosotros acabaremos viviendo solos en algún momento de nuestra vida, ya que cada día nos casamos más tarde, las tasas de divorcio aumentan y las personas viven más. La prosperidad también fomenta este estilo de vida, elegido en la mayoría de los casos voluntariamente por el lujo que representa. La periodista Maruja Torres en su autobiografía Mujer en guerra (editada por Planeta) ya se pavoneaba del placer que le producía meterse en la cama y dormir sola, con las extremidades extendidas en forma de aspa.


En ese mismo orden de ideas, el sociólogo Eric Klinenberg, de la Universidad de Nueva York, autor del estudio GOING SOLO: The Extraordinary Rise and Surprising Appeal of Living Alone, está convencido de que vivir solo significa, además, disfrutar de relaciones de más calidad, ya que la mayoría de singles tiene claro que la soledad es mucho mejor que el hecho de sentirse mal acompañado. Incluso hay estudios que aseguran que la soledad facilita el desarrollo de la empatía.


Otra socióloga, Erin Cornwell, de la Universidad Cornell en Ithaca (Nueva York), ha determinado tras distintos análisis que es más probable que la gente mayor de 35 años que vive sola pase una velada entre amigos que no aquellos que viven en pareja. Esto también ocurre con las personas mayores que, aun viviendo solas, poseen una red social de amistades tan amplia o más que las personas de su misma edad que viven acompañadas. Nuestra pulga en cuestión, es una candidata a incursionar en la soledad como ejercicio de encuentro consigo misma. Eso nos permite a todos, dejar de sentir esa sensación ñañara que nos dejan ciertos compartires vacíos.

“Hubo una vez una pulga inmensamente solitaria, oculta en un sitio tan remoto de la pelambre de un perro, que a duras penas logré hallarla para entrevistarla y sacarle unas pocas confesiones, pues se encontraba muy triste y casi no podía hablar. Sin embargo, logró decirme algo acerca de la naturaleza de la soledad, con autorización para escribir esta fábula”.


 
 
 

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